sábado, 27 de febrero de 2010

NOTAS PRELIMINARES

El romanticismo intentó, y en gran medida logró, despojar al arte de su mortaja moralizante y edificadora. Para los escritores románticos, la literatura sólo debía perseguir un fin estético.
El término Romanticismo se acuñó en Inglaterra durante el siglo XVII y su sentido tendía a expresar algo "similar al romance", que no era otra cosa que las novelas de caballería, las cuales nunca fueron del agrado de los sabios.
El romántico por excelencia es un ser libre, y profundamente pesimista. Casi toda la literatura romántica gira en torno a la supuesta incomprensión que los artistas sentían, la cual debe haber sido la misma más o menos en todas las épocas, pero que aquí estalló en múltiples formas y estilos. El escritor romántico valora el sentimiento por encima de la razón, es decir, lo voluptuoso por encima de la eficacia. Es así que la literatura romántica suele despacharse con enormes y voluminosos corpus, hijos de esa misma tendencia barroca.
Otras cuestiones asociadas al romanticismo son el tópico sobrenatural y la asociación entre el amor y la muerte. Sobre lo sobrenatural no hay mucho para agregar, ya que los fantasmas de este período son conocidos por todos, pero sobre la muerte y el amor existen algunos ejemplos notables de los refinamientos que este tópico alcanzó. Considero que su mejor ejemplo es el Werther, de Goethe.

Para finalizar, me serviré de la maravillosa eficacia de Emilia Pardo Bazán, quien sintetizó la esencia del romanticismo en unas pocas líneas:

El Romanticismo representa tres direcciones dominantes: el individualismo, el renacimiento religioso y sentimental después de la revolución, y el influjo de la contemplación de la naturaleza.

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