domingo, 14 de marzo de 2010

El dandismo y la literatura



Desde casi el momento mismo de su aparición como fenómeno histórico –en el inicio del movimiento romántico-, el dandismo se manifiesta como objeto literario. Podríamos aducir (como explicación) el viejo axioma que quiere que los sucesos todos del arte tengan su origen en los sucesos de la vida. Si el Dandy existe (y es además novedad), el Dandy es objeto de la literatura. La explicación no es errónea, pero debe ser completada.
El dandismo es un fenómeno social (fenómeno que afecta a la vida de un individuo en una colectividad), pero fue, desde sus orígenes también, un fenómeno preferentemente literario. Y no sólo porque la literatura lo reflejó enseguida, sino porque nació unido a hechos (y a veces, a personas) literarios, en conjunción estética con el malditismo. Lord Byron no sólo fue un Dandy socialmente, sino que hizo del dandismo algo entreverado a la literatura, en su Don Juan, por ejemplo, obra que crea un estilo, el mismo Don Félix de Montemar de nuestro Espronceda, o el que refleja (la altivez, el desdén, la apostura) el poema de Baudelaire Don Juan aux Enfers. A partir de obras como las de Byron, o Pelham, la novela de Bulwer-Lytton, dandismo y literatura se confunden e interpenetran., confundiendo realmente dandismo, malditismo y satanismo, como si todo fuera uno. Los gestos, las actitudes, la máquina, en fin, del dandismo pertenecen sin duda a la realidad, pero se trata de una realidad en la que ha entrado, desde los primeros momentos de su existencia, la seducción del arte y la estética de los autores malditos.
En el estreno del Hernani de Victor Hugo, se da la eclosión del drama romántico en Francia y la abolición, bajo el miserere, el verso, la prosa y la emoción incontenida (como en el Don Álvaro del Duque de Rivas), de las severas unidades neoclásicas. Théophile Gautier, joven, asiste a este estreno con un deslumbrante chaleco rojo de fino damasco. La actitud es socialmente Dandy: es una pose, un desafío y una arrogancia. Pero es también signo de una actitud de iconoclasia literaria. El dandismo leído actúa sobre el dandismo que se vive, y el triunfo y la manera del que vive se perciben en las líneas de una novela, en los versos malditos de un poema satánico o en el texto de una disquisición teórica.
El dandismo es, pues, un fenómeno que une vida y literatura. Porque no sólo la vida se refleja en el arte, sino que, a veces, el arte se refleja en la vida.

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